Vidas de los Doce Césares: Tito

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Vidas de los Doce Césares
Vida del Divino Tito de Cayo Suetonio Tranquilo

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11


1
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(1) Tito, que llevaba el mismo nombre que su padre, fue el amor y la delicia del género humano, pues tal eran sus dotes naturales, sus habilidades y su fortuna que le granjearon el afecto universal, y lo que asombra más es que esto sucedió durante su mandato, y no antes, pues cuando era una persona normal, y hasta bajo el reinado de su padre, fue objeto de la censura pública y de hasta el odio. (2) Nació el tercer día antes de las calendas de enero del año que fué célebre por haber sido asesinado Cayo Calígula,[1] en una simple casa cerca del Septizonio, cuyas habitaciones eran estrechas y oscuras, que aún se conserva y sigue abierta al público. (Latín)

2
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(1) Recibió la misma disciplina y por parte de los mismos maestros que Británico, con quién se crió en la corte imperial. (2) Por aquel tiempo, un adivino, que había sido llamado por Narciso, liberto de Claudio, con el fin de estudiar el rostro de Británico, afirmó con seguridad que no subiría al trono imperial, pero que Tito, allí presente, si lo haría algún día. (3) Ambos príncipes eran muy amigos, de manera tal que dicen que Tito probó el veneno por el cuál murió Británico, pues estaba en aquel instante sentado junto a él, y padeció, luego, una peligrosa enfermedad. (4) En memoria de todo esto, años más tarde, ordenó erguirle una estatua de oro en su palacio, al igual que le dedicó otra ecuestre hecha de bronce, que aún es paseada a la cabeza de la procesión del Circo. (Latín)

3
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Tanto en lo físico como en lo espiritual, sus mejores cualidades las tuvo desde su infancia; aunque, a lo largo de los años, se desarrollaron más. En efecto, poseía un hermoso exterior, en el cual había menos gracia que dignidad, a pesar de no ser de gran estatura. Poseía una fuerza extraordinaria, una memoria digna de admirar, mientras que era hábil para todas las artes, tanto pacíficas como belicosas, siendo, también, un gran jinete. Le gustaba escribir versos en latín y en griego, lo que hacía extraordinariamente y muchas veces, hasta improvisando. Era, también, un gran músico, especialmente tocando el arpa, mientras que tenía una gran destreza para escribir, y tal era su rapidez que competía con sus más hábiles secretarios. Sabía hacer todas las firmas, incluso sin haberlas visto más que una vez, por lo que dijo, que, de haberlo querido, podía haber sido un gran príncipe de los falsificadores.

4
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(1) Nombrado tribuno militar, sirvió en Germania y en Britania con modestia y distinción, siendo testigos las numerosas estatuas de todos los tamaños que le erigieron en estas provincias y sus inscripciones. (2) Finalizada su campaña, consagró su actividad al Foro de manera más honrosa que asidua y se casó con una tal Arricidia Tértula, hija de un caballero romano que había sido prefecto de las cohortes pretorianas, pero, no tardó en enviudar, por lo que se casó con Marcia Furnila, perteneciente a una ilustre familia; sin embargo, se divorció luego de que esta pariese de él una hija. (3) Tras el fin de su cuestura, se lo colocó al mando de una legión, y se apoderó en Tariquea y de Gamala, dos plazas fuertes de Judea; en una de las cuales, cayó su caballo, pero, tomando uno de un soldado que había caído combatiendo a su lado, continuó luchando.

5
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Al ser Galba proclamado emperador, Tito fue invitado para felicitarle y por todos los lugares que pasó, los prodigios señalaron muestras de afecto, corriendo el rumor de que el emperador lo llamaba a Roma para adoptarle. Sin embargo, al saber que, otra vez, las cosas se complicaban, se arrepintió, y al consultarle en Pafos a Venus, esta le prometió un mando militar, promesa que no tardó en realizarse, pues no tardaron en dejarle el comando de Judea para terminar de someterla. En el subsiguiente sitio de Jerusalén, mató de doce flechazos a otos tantos judíos, apoderándose de la ciudad el mismo día que su hija cumplía años, y tal era la alegría de los soldados que lo aclamaron imperator. Cuando tuvo que dejar aquella provincia, sus tropas intentaron detenerlo con súplicas y hasta con amenazas, pues querían obligarle a permanecer con ellos o a que los llevase a todos con él. Fue por ello que comenzó a rumorearse de que quería abandonar la causa de su padre y crearse un Imperio propio en Oriente. Estos rumores crecieron cuando se presentó con una diadema en su cabeza durante la consagración del buey Apis, en Memfis, camino de Alejandría. Aquel uso pertenecía a los ritos de la religión, pero no por eso dejaron de interpretar en este sentido su conducta. Por ello, se apuró a regresar a Italia, y abordó Regio y Puzzola en su nave mercante, marchó a marchas forzadas a Roma, hasta tal punto que se adelantó a su comitiva. Cuando vió sorprendido a su padre de su llegada, le dijo, desmintiéndo los rumores que se habían difundido: «Estoy acá padre, estoy acá».

6
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A partir de entonces, compartió con su padre el poder supremo y fue como un tutor para el Imperio. Celebró su triunfo junto a su padre y con él ejerció la censura, el poder tribunicio y siete consulados. Su padre le encargó el cuidado de muchos negocios y hasta de redactar sus cartas, sus edictos y discursos, en vez de él, al igual que de leer sus decretos ante el Senado. Asimismo, Tito fue nombrado prefecto del Pretorio, función todas que hasta entonces sólo se había encargado a caballeros romanos. Fue duro y violento, pues, ejecutó a cualquier persona que le pareciera sospechosa, ya por enviar algunos agentes a los teatros o campamentos, ya porque en voz alta pedían su castigo. Una vez, invitó a cenar al ex cónsul Cecina, y cuando este salió del comedor, le dieron muerte por orden suya. Aunque es verdad que el peligro era inminente y que Tito había escrito de su puño una proclama dirigida a los soldados; este asesinato, le hizo odioso en el presente, hasta tal punto que casi nadie llegó al trono con tan mala reputación y tanta hostilidad por parte del Estado.

Notas del traductor:
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  1. Cayo, apodado «Calígula», fué un emperador romano que murió el 24 de enero de 41 (cónfer CAYO SUETONIO TRANQUILO, Vidas de los Doce Césares, Calígula, 58). Suetonio dice quí que Tito nació el 30 de diciembre del año 41. Sin embargo, como se puede deducir por LUCIO CASIO DIÓN y por el mismo Suetonio, nació en el año 39.

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